Por mis años como logopeda con personas con necesidades complejas de comunicación, soy consciente de la importancia de dotar a todas las personas de un medio a través del cual, puedan ser ellos mismos, porque la comunicación es justamente aquello que nos permite ser quién somos. Y todos, por el mero hecho de ser y existir, podemos comunicar.
Trabajando con adultos con dificultades en la seguridad y la eficacia en la alimentación, comprendí el papel fundamental que tiene la alimentación en nuestro día a día. Comer, más allá de una necesidad fisiológica, constituye un acto social, y se relaciona de forma muy directa con la el disfrute y la calidad de vida. Ellos me han enseñado a valorar cada mordisco, y darle la importancia que tiene para aquellos que presentan este tipo de necesidades. Cada pequeño avance, cada nuevo alimento y cada pequeño mordisco, es un logro que celebrar.